Gregorio Dubosc odia el colegio. Está en sexto y ya ha repetido dos veces. Sus padres no le entienden, y discuten mucho entre ellos. Su abuelo León, con quien pasa muchos ratos, es la única persona con la que se siente a gusto. Cuando el anciano enferma, una especie de pensamiento mágico se apodera de Gregorio. Si se esfuerza lo suficiente, su abuelo se curará. Poco a poco, su comportamiento y actitud en clase se modifican, y la impresión que causa a los demás también. El momento crucial tiene lugar en el gimnasio. Como suele ser un desastre en Educación Física, deja a todos con la boca abierta cuando se propone ascender por la cuerda de nudos. El libro está escrito en primera persona. He aquí cómo lo cuenta el protagonista:"Cuarto nudo, quinto nudo.Iba a caerme. Era demasiado duro. No podía más. Gruñí y apoyé los pies. Nada, no podía. Iba a soltarme cuando me dí cuenta que los compañeros de clase, en círculo, me observaban abajo. Uno de ellos gritó:
- ¡Vamos, Dubosc, que tú puedes!
Lo intenté una vez más. Gotas de sudor me nublaban la vista. Mis manos ardían.
- ¡Dubosc!¡Dubosc!¡Dubosc!
Mis compañeros me jaleaban para sostenerme.
Séptimo nudo. Iba a fallar. Sentía que me desmayaba.
Abajo, los colegas cantaban como en una película..." (1)
He contado esta historia en una de esos grupos difíciles en los que nadie hace nada. Me pareció que la entendían. Les pedí que pensaran en alguien importante para ellos. "Hoy vamos a esforzarnos por amor".
La clase discurrió con mucha más calidez y concentración que de costumbre, sin resoplidos ni regañinas. Hicimos música. Algunos se acercaron al final para preguntar tímidamente: "¿Lo hemos hecho bien, profe?"
1) Anna Gavalda, 35 kilos d´espoir. Bayard Jeunesse, Montrouge, France, 2009. Traducción págs 105-106 de Cecilia Gallego de Torres
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