"Cecilia, que sigas lloviendo muchos años"
y acompaña el curioso mensaje con un poema de Carlos Marzal, que merece la pena releer, al menos en parte:
GENTE QUE VE LLOVER, GENTE QUE LLUEVE
Esta obediente lluvia vespertina, que está doblando a vida sobre el mundo, que percute en las cosas, tan flemática, no está lloviendo aquí, no se desploma sobre el presente ni sobre el espacio. Esta destreza con que el cielo pulsa la cuerda musical de cuanto duerme, para despabilarlo en armonía (...) Lloviendo está como si no lloviese, como si nunca hubiera dejado de llover. Es una lluvia horizontal que anega los maizales dorados del ensueño, que empapa, sin mojar, la fantasía. Está lloviendo a todo, (...) cualquier asunto humilde está lloviendo: llueve la mano franca, llueve conformidad con lo cercano, llueve clemencia en lo que más conozco, llueve la adoración por lo sencillo. La lluvia, ese fenómeno del alma... (1)
Llover clemencia, llover la adoración por lo sencillo, conformarse con lo cercano, dejar que lo cotidiano empape nuestra fantasía. ¿Lo hacemos? ¿Llovemos sobre los demás con dulzura, compasión, con mano franca? En algún momento mi amigo ha pensado que sí, y por eso me escribe, y por eso creo que su felicitación es la más bonita que he recibido en mi vida.
1) En las páginas 60-61 de Carlos Marzal, Poética y POESÍA, Edición al cuidado de Antonio Gallego. Fundación Juan March, Madrid, 2005. Leer completo