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domingo, 19 de noviembre de 2023

V DE VIRAL, DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES

 

 

Al terminar una de mis clases la semana pasada, se me acercó con timidez un alumno de Tercero de la ESO. Quería darme algunos consejos ("tips", dijo él)  para que los videos que grabo quedasen mejor. Me quedé sorprendida porque la verdad es que no tengo mucha idea de las opciones que me ofrece el móvil. Al ver mi interés, se animó a contarme más cosas. Resulta que él había tenido una cuenta en TikTok con casi 7000 seguidores, y uno de sus videos había alcanzado la cifra de más de un millón de visitas. Me dejó el enlace y todo, y la verdad que el video es precioso. Pero me lo contó en confianza y sin ninguna gana de que yo lo difundiera, por eso no dejo más pistas aquí. La cuenta ahora mismo está inactiva. El éxito brutal de su modesta grabación le abrumaba, y no quería continuar por ese camino. No hasta sentirse más maduro, más preparado. Mi admiración crecía por momentos. En el mundo de las redes sociales, un logro así se le hubiera subido a la cabeza a cualquiera. Pero a él le parecía más importante proteger su intimidad, su nombre, su potencial vida futura, demasiado pronto expuesta tanto al elogio como a la burla. Viral no era, en su caso, sinónimo de éxito sino de peligro. Sin saberlo, me dió una gran lección. Para que luego digan de los chavales de catorce años.

domingo, 12 de noviembre de 2023

V DE VIVIR, DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES

 


"Porque, después de todo, vivir (...) tiene sentido sólo en una sinfonía" (1)

El poeta valenciano Jaime Siles resume así el sentido de la existencia, y llega más lejos que muchísimos filósofos. Tonalidades doradas acompañan sus recuerdos de "tantas tardes ya idas", como si describiera un paisaje otoñal. "Experiencias", añade "cantadas y leídas". La vida se vuelve música en el alma de este hombre tan culto y sensible. La vida, que de pronto se ha vuelto recuerdo. ¿Cómo ha podido ocurrir?

 Al hacernos mayores, cuando alcanzamos esas edades que a los quince años nos parecía que eran las edades de los viejos (¡cuarenta años, cincuenta!) descubrimos con estupor que la vida no ha terminado, que somos "pobre moneda/en curso todavía". Respiramos, amamos, sentimos como entonces. Pero añadimos el poso del tiempo transcurrido. Tenemos que asumir pérdidas, curar heridas, entender que no todo lo que se ha tenido era para siempre. A cambio, la memoria nos da la oportunidad de valorar lo que en su momento tuvo poca importancia o incluso nos agotaba: recoger a los niños del cole, las navidades en familia cuando aún estábamos todos, preparar las maletas para veranear con los abuelos. Una parte de la obra ya ha sonado, y nos parece más bella ahora que en su momento porque por fin logramos entenderla. Imágenes de lo que fuimos nos sacuden "en ráfagas precisas", y reconocemos los acordes. El oro de los días "vuelve hoy de visita" y nos sabemos la letra, conocemos el ritmo. ¿Oyes esa melodía? Es tu vida, que suena. Aprovecha lo mucho que has aprendido en el camino: no tropieces en el mismo compás, no desafines. Algunas notas te las sabes: donde acertaste, insiste. Rinde homenaje a lo que fuiste siendo perfecto hoy: "y nunca más se ha sido: se está siendo" (2)

1)Jaime Siles, El oro de los días, pág 65 de Poética y Poesía, Nº 15, Fundación Juan March, Madrid, 2007.

2) Jaime Siles, Convento de Las Dueñas, pág 46 de Poética y Poesía, Nº 15, Fundación Juan March, Madrid, 2007.


domingo, 5 de noviembre de 2023

U de Uff, DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES

 

se me ha venido a la cabeza al sentarme al ordenador este precioso domingo de noviembre. Tras los cristales, el sol de invierno que Antonio Machado logró atrapar en sus poemas. Frente a mí, la tarea autoimpuesta hace ya mucho tiempo, ¿para qué?, ¿para quién?. Me parece como si la U de esa interjección fuera un tobogán por el que se desliza toda mi fuerza de voluntad, el valor del propósito, la perseverancia necesaria para continuar. Empezamos con una buena idea pero no logramos acabar, porque a la felicidad del hallazgo inicial suceden días, semanas y años de esfuerzo continuado y sin aparente recompensa. Le doy alguna vuelta más a mis ideas, empiezo a entender que Schubert no terminara su sinfonía nº 8 (la incompleta, "Unvollendete" en alemán, adjetivo que también empieza por U). No es que se muriera, es que simplemente la dejó apartada y escribió otras dos más. Yo solía preguntar a mi padre musicólogo sobre este asunto pero no conocía la respuesta. Nadie la conoce.

 Al releer lo escrito hasta aquí observo con curiosidad que en las palabras voluntad, valor y perseverancia aparece la letra v, formalmente muy similar a la u pero con ese pico que parece anclarla en el papel para que no se mueva. ¿Y si lo que necesito es una interjección distinta?

En casa tenemos mucho cariño a la palabra "¡Vamos!" porque la usa mucho la abuelita para darse ánimos. Nonagenaria, con un marido enfermo de Alzheimer al cargo, con dolores articulares, se levanta a diario con el firme propósito de seguir adelante, de no rendirse nunca: "¡vamos!", la oímos murmurar cuando se levanta del sofá,  "¡vamos!" cuando hace las camas,  "¡vamos!" cuando cocina. En su forma de entender la vida, el ¡Uff! no existe. Gracias a ella este pequeño artículo ha quedado escrito.