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sábado, 30 de noviembre de 2019

B DE BRAILLE, DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES

Santa Cecilia, mártir de la antigua Roma, es la patrona de la música. Tuvo fama de talento excepcional para el canto y los instrumentos. Su nombre, Cecilia, viene del latín y significa "cieguecita" *deriva de Cæcus (ciego) e illius/illa (diminutivo).  Nuestra patrona era al parecer invidente lo que no impidió que destacara como intérprete. Las imágenes la representan casi siempre tocando el órgano.
Nada de lo anterior puede probarse, pero lo que resulta innegable es que ha habido muchos músicos ciegos a lo largo de la historia. A menudo su oído es aún mejor y atiende a más sutilezas que el oído medio. Lo que mucha gente ignora es que, para los ciegos, el aprendizaje de la música era muy difícil hasta que Luis Braille inventó su famoso sistema de lectura al tacto en el siglo XIX. Hasta entonces los ciegos aprendían música como en la Edad Media, de oído y de memoria.
El propio Luis, que se había quedado ciego a los tres años en un accidente, era músico. Provenía de una familia muy pobre pero resultó ser tan inteligente que estudió becado en París y logró no sólo inventar un eficacísimo sistema de traducción de letras sino además adaptarlo a notación musical. Hoy en día, el sistema musical de Braille se utiliza en casi todo el mundo. En España, la ONCE tiene programas específicos para enseñar música a los niños ciegos basados en el Braille. Algunos programas informáticos ya traducen automáticamente las partituras a este sistema.
La historia merece ser recordada por muchos motivos. En primer lugar demuestra la inmensa capacidad de algunos seres humanos para superar obstáculos que a muchos nos parecerían insalvables. Esa capacidad se llama resiliencia. Además prueba que es un error creer que un determinado tipo de discapacidad determina lo que uno puede hacer  o estudiar.
La lección que debemos aprender de la vida de Braille es que toda persona puede realizar acciones significativas  que contribuyan al desarrollo de una sociedad más justa y por tanto, más hermosa. Y que ello depende sobre todo de la voluntad y de la inteligencia. 

domingo, 24 de noviembre de 2019

A DE AMISTAD

                 Durante el mes de noviembre se ha celebrado en el Prado de Santo Domingo el curso "La atención plena de la adolescencia a la edad adulta". La profesora Verónica Martos y yo misma ofrecimos doce horas de clase a educadores de diferentes centros de Madrid, en el marco de la oferta formativa del CTIF Madrid Sur. Don Jose María Portillo, a quien damos las gracias de corazón, supervisó esta maravillosa actividad que confiamos se repita en más ocasiones, pues tenemos la sensación de haber establecido lazos de verdadera amistad con todos los asistentes. Hasta siempre, Amigos.

domingo, 17 de noviembre de 2019

A DE AVISO

Hola Tesoros, 
debido a la cantidad de trabajo que tengo ahora mismo, y a la necesidad de corregir trabajos y exámenes, no voy a publicar nada esta semana ni la próxima. Muchas gracias por leerme y dejar vuestros comentarios. Nos vemos en diciembre. Un abrazo, Cecilia
(esta entrada no es evaluable)
Próxima entrada, 1 de diciembre de 2019

domingo, 10 de noviembre de 2019

A DE ALMA, DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES

¿Sabías que los violines tienen alma? El alma de un violín es una pieza que no se ve pero que tiene una importancia crucial en el sonido del instrumento. Te lo muestro es esta imagen:
Como ves, se trata de una barrita delgada que se coloca dentro y que conecta la tapa con el fondo, transmitiendo y equilibrando las vibraciones de las cuerdas. Si se coloca cerca del diapasón el sonido es más brillante y directo. Si se coloca más lejos, el sonido tiene más matices. 
Me entusiasma la idea de una pieza interior, invisible a los ojos de todos, pero imprescindible para la ejecución correcta de la música. Nosotros, los seres humanos,  también tenemos alma que transmite y equilibra lo de fuera con lo de dentro. La palabra alma aparece en muchas expresiones"Se me partía el alma", decimos cuando una circunstancia nos produce gran pena. "Pero ¿qué haces, alma de cántaro?" . La expresión remite a una persona torpe, con alma como vasija de barro que se rompe cuando la llevas a la fuente. "Puso en ello el alma" se dice cuando aquel puso todo su empeño en la tarea.Y una muy graciosa, "se fue como alma que lleva el diablo", indicando gran prisa por desaparecer. "Almas en pena" son las de aquellas personas que se fueron de este mundo dejando algún asunto sin resolver. Así podríamos seguir durante un buen rato.
Es esencial que encontremos momentos para ajustar "el alma", que entendamos que no sólo tenemos que tener buen aspecto por fuera, porque el sonido que hacemos (nuestras palabras y las acciones que las acompañan) dan calidad a nuestro instrumento, que es el cuerpo. El cuerpo hay que cuidarlo y nutrirlo. Pero por encima de todo somos PERSONAS, hechos PARA SONAR, y si el sonido no es bueno no importa lo hermoso que resulte el exterior. Cuida tu alma con pensamientos que te hagan más fuerte, noble y honesto, actúa con racionalidad pero poniendo calidez en tus acciones, procura comportarte como violín noble, finamente equilibrado. Descubrirás que la música que produces está llena de belleza.
Acaso mi alma tenga/Risueña luz de campo,
y sus aromas lleguen/de allá, del fondo claro...
Antonio Machado

domingo, 3 de noviembre de 2019

A DE AIRE, DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES

"No podría vivir sin música" me dicen los alumnos. Yo me lo creo porque vivir sin música sería como vivir sin aire, que ya sabemos que es imposible.
 La música se hace con sonidos, y se transmite en forma de onda a través de un medio que puede ser desde el agua hasta la madera o el hierro. Para los humanos, el medio es el aire. Necesitamos el aire para escuchar, para respirar, para vivir. Por eso apreciamos tanto un soplo de aire fresco, o la maravilla de respirar aire puro. Por eso nos gusta tanto salir al campo a pasear, respirar profundamente, sentir cómo nuestros pulmones se llenan de AIRE.
Los músicos también llamamos aire a esas melodías livianas que parecen moverse como mariposas, ligeras y sin aparente importancia. Poetas extraordinarios como Jose Agustín Goytisolo relacionan el aire con el estado de ánimo:
"¿Qué hacer cuando un mal aire
de tristeza envuelva (la memoria)
igual que un maleficio?" se pregunta en un poema llamado "El aire huele a humo".
Nuestro Diccionario de emociones no tiene la respuesta claro. A veces las tristezas hay que dejarlas pasar como pasa el viento a través de las hojas de los árboles. Hoy es precisamente un día muy ventoso, que está desnudando muchos de ellos y ha tapizado el suelo de hojas doradas y marrones. He abierto la ventana, dejando que la  melancolía me invadiera dulcemente, ¡tantas cosas pasan como pasa el aire arrastrando las hojas de otoño! Respiro profundamente. me identifico con el paisaje que tengo delante, ¿no deberíamos también nosotros soltar todo lo que ya no nos hace falta, preocupaciones inútiles, juicios sobre los demás y sobre nosotros mismos que nos impiden avanzar y tener una vida más plena? También pienso en la calidad del aire, en el hecho de que está a menudo tan contaminado. "No podemos hacer nada al respecto" os oigo decir. Pienso que sí. Os propongo empezar por cambiar la calidad del aire interior, de ese aire que huele a humo por otro que huela a a emoción, a sueños por cumplir, a un abrazo, a un beso. De ahí nacen las acciones buenas de un mundo que os toca transformar con amor e inteligencia. Cecilia.
Cuando es un día lluvioso y el aire está alborotado nos sentimos enfadados y melancólicos, al igual que al oír una melodía triste. Cuando el aire es fuerte pero no te incomoda, sientes fuerza y notas como tu pelo se mueve (...) otras veces notas cómo te roza dulcemente la cara. Cuando vas a la playa y escuchas a alguien hablando sobre la brisa marina, te dan muchísimas ganas de escucharla. En la entrada mencionas que "nos gusta salir al campo y sentir como nuestros pulmones se llenan de aire" pero la verdad es que nuestros pulmones no es lo único que se llena de aire, si no también, nuestros oídos, nuestra piel y sobre todo nuestro corazón. Claudia García, Tercero de la ESO