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domingo, 30 de enero de 2022

L DE LOHENGRIN, DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES

 

Un magnífico cisne arrastra por el río una barca. En ella refulge la armadura del joven que viene a defender el honor de Elsa de Brabante La doncella ha sido injustamente acusada de matar a su hermano. El recién llegado está dispuesto a someterse al juicio de Dios en un combate, y sólo pide a Elsa que respete la incógnita de su nombre y origen. Ella acepta. Comienza así Lohengrin, la ópera de Wagner inspirada en los romances medievales que se hacían eco de la historia del misterioso Caballero Cisne. El protagonista resulta vencedor pero se verá obligado a alejarse de Elsa cuando esta finalmente le hace las preguntas prohibidas.

Muchas leyendas y cuentos nos hablan de mujeres curiosas, y del precio que pagaron por indagar en exceso. El castillo de Barba Azul, única ópera de Béla Bártok, llevaba a escena el terrible cuento de la recién casada que se decide a abrir todas las puertas del mencionado castillo, descubriendo así los cuerpos de las anteriores esposas de su marido, que resulta ser un asesino en serie. En el ballet de Tchaikovsky "La Bella Durmiente", la princesa Aurora cae fulminada mientras examina de cerca la rueca prohibida. No será la única. A la hermosa Blancanieves le venía a pasar lo mismo por morder la manzana a pesar de los buenos consejos de sus amigos los enanitos. Advertidas estaban todas ellas del peligro de ser "demasiado curiosas" pero las muy tontas prefirieron hacer preguntas o actuar por su cuenta y riesgo. El resultado siempre es nefasto. Mira tú por dónde no pudieron estarse en su sitio, cerrar el pico, hacer lo que se les dijo.

Hoy en día se sabe que la curiosidad es un elemento clave en el aprendizaje, y por supuesto en toda investigación. No podemos avanzar sin hacernos preguntas, ni pretender que otros nos rescaten mientras observamos con estupor a nuestro alrededor. La curiosidad y el asombro son característicos del pensamiento científico, y deben promoverse desde la infancia. Sin embargo, son numerosos los relatos en que la curiosidad femenina está en el origen de un final desgraciado. La machacona reiteración del mito no ayuda a que las chicas se sientan cómodas cuando hacen preguntas, investigan o se muestran intrépidas y valientes.

No seré yo quien le diga a Lohengrin que se de media vuelta. Es seductor, atractivo, generoso, fuerte. Nos encanta verle aparecer, claro que sí. Y el cisne es una monada. Ahora bien, eso de alejarse cuando le preguntamos quién es vamos a dejarlo para la Edad Media. Un Lohengrin actual se queda a nuestro lado, y no sólo nos apoya sino que nos enseña a manejar la espada. Así sí, ¿no os parece?



domingo, 23 de enero de 2022

L DE LÁGRIMA, DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES


 "Una furtiva lágrima asomó en sus ojos: ¡Me ama, sí, me ama!"  Canta así Nemorino la romanza más famosa de la ópera "El elixir de amor". Una breve lágrima en el  rostro de la chica que le gusta y este encantador personaje cree adivinar los sentimientos que nadie ha puesto aún en palabras.

Poetas y músicos han dado un gran valor a la presencia de las lágrimas y así lo contaba Bécquer en su famosa rima XXX:

 Asomaba a sus ojos una lágrima,
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: “¿Por qué callé aquel día?”
Y ella dirá: “¿Por qué no lloré yo?”

Sin embargo, en el lenguaje cotidiano muchas frases hechas conllevan un elevado nivel de desprecio hacia el llanto en público: "a llorar a la llorería", "eres un llorón/llorona", "los niños no lloran", y la peor de todas: "llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre", frase atribuida a la madre de Boabdil cuando este perdió la plaza de Granada. 
Cierto es que las personas quejicas, protestonas y malhumoradas no son una compañía deseable. Pero despreciar a la persona que llora porque está profundamente emocionada es un error. Se nos saltan las lágrimas cuando algo nos aflige, pero también cuando algo nos emociona, nos hace felices, es bello o conmovedor. Ciertas músicas, películas, cuadros y poesías nos hacen llorar, y benditas sean esas lágrimas pues tienen un gran valor terapéutico. Nos sanan y nos rescatan. Nadie debería avergonzarse de sus lágrimas, pues yo misma he llorado abiertamente de felicidad en alguna ocasión, y cuando he llorado de tristeza he sentido que el llanto me consolaba y me curaba a la vez. "Piedad para esa gota que es cual llama/de la que el corazón se desahoga/cual desahoga espinas una rama" dejó escrito José Ángel Buesa. Compasión para el que llora, compasión hacia nosotros mismos cuando lloramos. Cervantes nos regala otra frase en su inolvidable Quijote: "más vale la pena en el rostro que la mancha en el corazón".

domingo, 16 de enero de 2022

L DE CONDUCTOR, DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES

 

Me los encuentro a menudo cuando voy a trabajar, ya que en Alcorcón hay un centro de la dirección general de tráfico. Son los learnes, los aprendices. Aunque aprueben el examen de conducir, están obligados a llevar una L bien visible en la luna trasera del coche durante el primer año de conducción.
También la llevan los coches de las autoescuelas. La placa recuerda al resto de conductores que deben tener paciencia con los primerizos. Los comienzos pueden ser difíciles, y se cometen errores. Pero en algún momento hay que empezar. El novato no debe confiarse, y el veterano tiene que ayudar. 

El verbo conducir tiene otras acepciones. El arte de conducirse en la vida ha sido objeto de numerosos tratados, tal vez el más conocido el de Azorín que hace ya casi un siglo recomendaba a la clase política tolerancia, magnanimidad, nobleza y maneras finas. Vaya, que se nota que es un libro muy leído, ja, ja, ja.
Viene a cuento la referencia porque, dada la torpeza con que a veces nos conducimos, no estaría de más que nos acordáramos de llevar una letra L en el corazón, y que fuéramos capaces de verla en los demás. Todos somos aprendices, y si queremos conducir nuestra vida sin empujar a otros tendremos a la vez que prestar atención a nuestras acciones y perdonar un poco las maniobras extrañas que a menudo nos confunden y enfadan.
Antes de la pandemia, cuando era posible cantar sin mascarilla y compartir instrumentos, se montaban actividades en grupo muy hermosas. Mi consejo a los alumnos siempre era el mismo, "presta atención a tu interpretación, y tolera los errores del otro". El resultado era maravilloso.
"Mente de principiante" recomiendan los expertos en atención plena. Tú estás aprendiendo, el otro también. Es la única manera de ensayar, la única manera de llegar a la ejecución perfecta. Mejor aún, la única manera de afrontar el hecho de que muy pocas veces somos perfectos. No por ello la vida es menos estimulante. 

El pupilo observa los pasos que sigue su maestro cuando toca el piano. La forma en la que coloca las manos y la delicadeza que muestra al moverlas. Intenta imitarlas con torpeza. En un principio querrá abandonar, porque no le sale. Pero si en verdad tiene motivación irá realizando el trabajo como una hormiguita hasta convertirse en un experto. Muchas veces no aprendemos porque nos enfocamos en ser mejores que los demás y en el momento en el cometemos un fallo no somos capaces de reaccionar. Pero el verdadero aprendizaje se construye en equipo. Isabel, 3º ESO
 Una serie que terminé hace poco estaba protagonizada por un chico de apenas 14 años llamado Kousei. Su madre le enseñó a tocar desde que era muy pequeño, y en ese punto comenzó su aventura como "learner",  equivocándose una y otra vez.  En el primer concurso donde participó, Kousei fascinó al público porque  tocaba de una forma tan exacta que se ganó el apodo de "el metrónomo humano". Diamante, 4º ESO