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domingo, 10 de noviembre de 2024

QUERIDO HIJO

 


"Querido hijo" es el testimonio de una pérdida. El periodista Carlos Fresneda escribió el  libro para honrar la memoria de su hijo Alberto, fallecido a los 19 años en una estación de tren, mientras pintaba un grafitti con sus amigos. Un ejemplar ha estado en mi casa desde que se publicó, porque mi marido conoce al autor y le sorprendía su entereza, exenta de todo victimismo (1) Al intentar yo misma recuperar la voz tras la tragedia de Valencia, he buscado en las reflexiones de Fresneda  palabras que no sonaran vacías desde la comodidad de mi habitación limpia, de las calles ordenadas bajo el sol de otoño, del agua transparente que sale del grifo, del rumor habitual de un hogar. Esa normalidad que damos por sentada y que por contraste adquiere de pronto un relieve inusual. Quizá sea ese el verdadero valor de la tristeza, que nos obliga a cuidar de lo que amamos. En cuanto a la pérdida, "Querido hijo" cita el sermón que ofreció Henry Scott Holland a la muerte del rey Eduardo VII. Dice así: 

La muerte no es nada en absoluto. Solo me he escurrido a la habitación de al lado. Nada ha ocurrido. Todo continúa como era. Yo soy yo, y tú eres tú. Lo que éramos el uno para el otro aún lo somos. Llámame por mi viejo y familiar nombre, háblame del modo en que solías hacerlo. No cambies de tono, ríete, piensa en mí, reza por mí. ¿Por qué tengo que estar fuera de tu mente porque no me veas? Yo te estoy esperando, muy cerca, al torcer la esquina. Todo está bien. 

1) Carlos Fresneda, Querido hijo, La esfera de los libros, Madrid, 2019.

El texto en español es una traducción parcial del poema. El original completo a continuación: 

Death is nothing at all.
It does not count.
I have only slipped away into the next room.
Nothing has happened.

Everything remains exactly as it was.
I am I, and you are you,
and the old life that we lived so fondly together is untouched, unchanged.
Whatever we were to each other, that we are still.

Call me by the old familiar name.
Speak of me in the easy way which you always used.
Put no difference into your tone.
Wear no forced air of solemnity or sorrow.

Laugh as we always laughed at the little jokes that we enjoyed together.
Play, smile, think of me, pray for me.
Let my name be ever the household word that it always was.
Let it be spoken without an effort, without the ghost of a shadow upon it.

Life means all that it ever meant.
It is the same as it ever was.
There is absolute and unbroken continuity.
What is this death but a negligible accident?

Why should I be out of mind because I am out of sight?
I am but waiting for you, for an interval,
somewhere very near,
just round the corner.

All is well.
Nothing is hurt; nothing is lost.
One brief moment and all will be as it was before.
How we shall laugh at the trouble of parting when we meet again!

2) Henry Scott-Holland. "Death Is Nothing At All." Family Friend Poems, https://www.familyfriendpoems.com/poem/death-is-nothing-at-all-by-henry-scott-holland

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