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domingo, 22 de diciembre de 2024

domingo, 15 de diciembre de 2024

LETRAS Y NÚMEROS

 

HACE ALGUNOS AÑOS los maltratados profesores de la pública fuimos amenazados con la conversión de los institutos de secundaria en centros bilingües. Certificar un nivel avanzado de inglés se convirtió en una verdadera obsesión y las academias se llenaron de docentes a la caza del "First Certificate", entre ellos yo misma. Treintañeros y cuarentones exhaustos, padres y madres de familia con nenes pequeños, ahí nos tenías conjugando el verbo "to be" bastante azorados en presencia de profes mucho más jóvenes que nosotros. Al menos a mí me tocó una jovencita muy altiva, que nos miraba como a insectos insignificantes cada vez que tratábamos de tartamudear dos frases seguidas. Acudía yo a estas clases a última hora de la tarde, en pleno invierno, y no podía evitar sentir gran compasión hacia mí misma. Cierto día nos interrumpió una anciana de aspecto humilde y evidentemente desorientada. La profe le dirigió una de sus miradas despreciativas. Se hizo el silencio. La pobre señora sólo acertó a preguntar si allí se enseñaban "letras y números". Venía ella también a última hora, atravesando las calles heladas, para aprender a leer y a contar. En un segundo se me presentó con crudeza la infancia robada de aquella mujer, las condiciones de trabajo durísimas, la condena a la pobreza de por vida. Le calculé más de setenta años. Setenta años de espera para aprender a leer y a  contar. Nuestra profesora, de pronto muy amable, la acompañó al pasillo y le dió instrucciones en español. A los demás nos cambio el gesto y el humor. Nunca más he vuelto a quejarme cuando he tenido la oportunidad de aprender algo nuevo. El First lo aprobé al cabo de un tiempo. En cuanto al instituto, nunca fue bilingüe pero saber inglés me ha venido de maravilla.

RECORDATORIO

 TODOS LOS VIERNES DE 11:05 A 11:30

 LOS ALUMNOS DEL PRADO DE SANTO DOMINGO DE 3º 4º ESO Y BACHILLERATO.

 PUEDEN DIRIGIRSE AL ESPACIO DE SILENCIO Y RELAJACIÓN DEL AULA DE MÚSICA. 

domingo, 1 de diciembre de 2024

SOBRE LAS PANTALLAS (INCLUÍDA ESTA)

 


Me ha llamado poderosamente la atención, por lo poética y bien escrita, la Carta al Director de un tal Gustavo Javier García, publicada en el periódico El País el pasado 24 de Noviembre (1)

Estamos en una época donde la saturación ha dejado de ser un privilegio para convertirse en una carga. Los jóvenes vivimos con un vacío que no logramos nombrar, un hambre constante que nunca se calma. Todo parece diseñado para consumirse rápido: comida, experiencias, relaciones... Las pantallas son la nueva mesa donde se sirven fragmentos de sueños, emociones prefabricadas y distracciones que saben a poco. La tristeza no golpea de frente, se infiltra como un goteo lento. No es la falta de algo, sino el exceso de lo que no alimenta. Igual que el hambre, grita de forma silenciosa, pidiendo sentido, conexión, algo verdadero que no se halle entre los restos de un festín que nunca satisface.

El mismo día, en Opinión, Elvira Lindo escribe sobre aquellas mamás de los años ochenta del pasado siglo (2):

Seríamos un desastre, lo éramos, pero estos niños que criamos sin manuales ni brújula pedagógica nos echan de menos o se echan de menos a sí mismos (...) Me siento afortunada de haber sido madre entonces, más bien aliviada por no haberme tenido que enfrentar a la adicción a las pantallas, a la poderosa marea de desinformación que les escupen las redes sociales y que instruye al 60% de los adolescentes o a que los niños sean iniciados en el sexo con vídeos cargados de violencia y misoginia.

Termino mi breve exposición de domingo con la narración de una escena que tuve ocasión de contemplar en el metro de Madrid en las mismas fechas en que una mamá de los ochenta y un joven de nuestros días mostraban públicamente su rechazo a las omnipresentes pantallas. Una niña de unos cinco años, muy arregladita y muy mona, tomó asiento en un banco del andén entre una mujer que parecía ser su madre, y otra mucho más joven que debía ser la hermana mayor. Para entretener la espera, la niña hacía girar unas pulseritas plateadas. Maravillada por los destellos quiso compartir su entusiamo con la mamá. Pero estaba la buena señora enfrascada con el móvil y apenas le dirigió la palabra. Lo intentó entonces con la hermana, que rechazó con aún más brusquedad el intento de diálogo de la peque. Me dieron ganas de acercarme yo a charlar con ella, pero no me atreví. Sí que me quedé pensando en el alto precio que vamos a pagar por no conversar lo suficiente con los que tenemos al lado, enfrascados, como bien dice Gustavo Javier, en emociones prefabricadas distracciones que saben a poco.

Eso es todo por hoy. Voy a apagar el ordenador. Quizá el móvil también... si soy capaz.

1) Gustavo J. García "El hambre de lo invisible" El País, Cartas al Director, 24-11-24 Acceso a enlace

2) Elvira Lindo "Madres de los ochenta" El País, Opinión, 24-11-24 Acceso a enlace