Romanzas con palabras
Un blog educativo para aprender con una profe de Música muy vocacional
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domingo, 22 de diciembre de 2024
domingo, 15 de diciembre de 2024
LETRAS Y NÚMEROS
TODOS LOS VIERNES DE 11:05 A 11:30
LOS ALUMNOS DEL PRADO DE SANTO DOMINGO DE 3º 4º ESO Y BACHILLERATO.
PUEDEN DIRIGIRSE AL ESPACIO DE SILENCIO Y RELAJACIÓN DEL AULA DE MÚSICA.
domingo, 1 de diciembre de 2024
SOBRE LAS PANTALLAS (INCLUÍDA ESTA)
Me ha llamado poderosamente la atención, por lo poética y bien escrita, la Carta al Director de un tal Gustavo Javier García, publicada en el periódico El País el pasado 24 de Noviembre (1)
Estamos en una época donde la saturación ha dejado de ser un privilegio para convertirse en una carga. Los jóvenes vivimos con un vacío que no logramos nombrar, un hambre constante que nunca se calma. Todo parece diseñado para consumirse rápido: comida, experiencias, relaciones... Las pantallas son la nueva mesa donde se sirven fragmentos de sueños, emociones prefabricadas y distracciones que saben a poco. La tristeza no golpea de frente, se infiltra como un goteo lento. No es la falta de algo, sino el exceso de lo que no alimenta. Igual que el hambre, grita de forma silenciosa, pidiendo sentido, conexión, algo verdadero que no se halle entre los restos de un festín que nunca satisface.
El mismo día, en Opinión, Elvira Lindo escribe sobre aquellas mamás de los años ochenta del pasado siglo (2):
Seríamos un desastre, lo éramos, pero estos niños que criamos sin manuales ni brújula pedagógica nos echan de menos o se echan de menos a sí mismos (...) Me siento afortunada de haber sido madre entonces, más bien aliviada por no haberme tenido que enfrentar a la adicción a las pantallas, a la poderosa marea de desinformación que les escupen las redes sociales y que instruye al 60% de los adolescentes o a que los niños sean iniciados en el sexo con vídeos cargados de violencia y misoginia.
Termino mi breve exposición de domingo con la narración de una escena que tuve ocasión de contemplar en el metro de Madrid en las mismas fechas en que una mamá de los ochenta y un joven de nuestros días mostraban públicamente su rechazo a las omnipresentes pantallas. Una niña de unos cinco años, muy arregladita y muy mona, tomó asiento en un banco del andén entre una mujer que parecía ser su madre, y otra mucho más joven que debía ser la hermana mayor. Para entretener la espera, la niña hacía girar unas pulseritas plateadas. Maravillada por los destellos quiso compartir su entusiamo con la mamá. Pero estaba la buena señora enfrascada con el móvil y apenas le dirigió la palabra. Lo intentó entonces con la hermana, que rechazó con aún más brusquedad el intento de diálogo de la peque. Me dieron ganas de acercarme yo a charlar con ella, pero no me atreví. Sí que me quedé pensando en el alto precio que vamos a pagar por no conversar lo suficiente con los que tenemos al lado, enfrascados, como bien dice Gustavo Javier, en emociones prefabricadas y distracciones que saben a poco.
Eso es todo por hoy. Voy a apagar el ordenador. Quizá el móvil también... si soy capaz.
1) Gustavo J. García "El hambre de lo invisible" El País, Cartas al Director, 24-11-24 Acceso a enlace
2) Elvira Lindo "Madres de los ochenta" El País, Opinión, 24-11-24 Acceso a enlace
domingo, 24 de noviembre de 2024
UNA FELICITACIÓN ESPECIAL
"Cecilia, que sigas lloviendo muchos años"
y acompaña el curioso mensaje con un poema de Carlos Marzal, que merece la pena releer, al menos en parte:
GENTE QUE VE LLOVER, GENTE QUE LLUEVE
Esta obediente lluvia vespertina, que está doblando a vida sobre el mundo, que percute en las cosas, tan flemática, no está lloviendo aquí, no se desploma sobre el presente ni sobre el espacio. Esta destreza con que el cielo pulsa la cuerda musical de cuanto duerme, para despabilarlo en armonía (...) Lloviendo está como si no lloviese, como si nunca hubiera dejado de llover. Es una lluvia horizontal que anega los maizales dorados del ensueño, que empapa, sin mojar, la fantasía. Está lloviendo a todo, (...) cualquier asunto humilde está lloviendo: llueve la mano franca, llueve conformidad con lo cercano, llueve clemencia en lo que más conozco, llueve la adoración por lo sencillo. La lluvia, ese fenómeno del alma... (1)
Llover clemencia, llover la adoración por lo sencillo, conformarse con lo cercano, dejar que lo cotidiano empape nuestra fantasía. ¿Lo hacemos? ¿Llovemos sobre los demás con dulzura, compasión, con mano franca? En algún momento mi amigo ha pensado que sí, y por eso me escribe, y por eso creo que su felicitación es la más bonita que he recibido en mi vida.
1) En las páginas 60-61 de Carlos Marzal, Poética y POESÍA, Edición al cuidado de Antonio Gallego. Fundación Juan March, Madrid, 2005. Leer completo
domingo, 17 de noviembre de 2024
ESPACIO DE SILENCIO Y RELAJACIÓN
TODOS LOS VIERNES DE 11:05 A 11:30
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domingo, 10 de noviembre de 2024
QUERIDO HIJO
"Querido hijo" es el testimonio de una pérdida. El periodista Carlos Fresneda escribió el libro para honrar la memoria de su hijo Alberto, fallecido a los 19 años en una estación de tren, mientras pintaba un grafitti con sus amigos. Un ejemplar ha estado en mi casa desde que se publicó, porque mi marido conoce al autor y le sorprendía su entereza, exenta de todo victimismo (1) Al intentar yo misma recuperar la voz tras la tragedia de Valencia, he buscado en las reflexiones de Fresneda palabras que no sonaran vacías desde la comodidad de mi habitación limpia, de las calles ordenadas bajo el sol de otoño, del agua transparente que sale del grifo, del rumor habitual de un hogar. Esa normalidad que damos por sentada y que por contraste adquiere de pronto un relieve inusual. Quizá sea ese el verdadero valor de la tristeza, que nos obliga a cuidar de lo que amamos. En cuanto a la pérdida, "Querido hijo" cita el sermón que ofreció Henry Scott Holland a la muerte del rey Eduardo VII. Dice así:
La muerte no es nada en absoluto. Solo me he escurrido a la habitación de al lado. Nada ha ocurrido. Todo continúa como era. Yo soy yo, y tú eres tú. Lo que éramos el uno para el otro aún lo somos. Llámame por mi viejo y familiar nombre, háblame del modo en que solías hacerlo. No cambies de tono, ríete, piensa en mí, reza por mí. ¿Por qué tengo que estar fuera de tu mente porque no me veas? Yo te estoy esperando, muy cerca, al torcer la esquina. Todo está bien.
1) Carlos Fresneda, Querido hijo, La esfera de los libros, Madrid, 2019.
El texto en español es una traducción parcial del poema. El original completo a continuación: