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domingo, 19 de junio de 2022

O DE OLVIDO, DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES

Un atractivo pianista que ya ha dejado atrás la juventud recibe un día la "Carta de una desconocida". Escribe la mujer con la que ha mantenido breves encuentros a lo largo de los años y a la que ha relegado al olvido, aunque ella le ha amado con desesperación. Nos muestra esta novela de Stefan Zweig las dos caras de la memoria, el alivio y el dolor de olvidar. Pues si bien es cierto que hay cosas que preferiríamos no recordar, no lo es menos que hay otras que deseamos llevar para siempre en nuestro corazón. El protagonista de este relato, indiferente al amor profundo que ha despertado en otra persona, tendrá que afrontar la soledad y el remordimiento cuando esa persona ya no esté. Porque no es posible olvidar selectivamente, porque también lo que nos duele nos construye. Otra desconocida, Clara, que a veces escribe por aquí y deja la estela de su profunda sensibilidad, opina: "olvidar el tiempo que viviste, olvidar dónde fuisteis, aquel regalo que te hizo por tu cumpleaños, esas cosas que nunca debes olvidar, así como el lugar del que vienes y lo que más importa: lo que tú eres, quién eres, cómo eres; así podrás entender tu vida y cómo la puedes disfrutar"



domingo, 5 de junio de 2022

N DE NÚMERO , DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES

A Pitágoras (569-475 a de C.) le debemos la palabra matemáticas (mathema, conocimiento) y su división en dos ramas: las discretas, que estudian los “cuántos” (multitud), y las continuas, que tratan del “cuánto” (magnitud). Bajo la rama de discretas, se encuentran la aritmética y la música, y pendientes de la otra rama, la geometría y la astronomía. (1) Estas cuatro últimas especialidades dieron origen al Quadrivium o estudio del número. ¿Por qué la música?

Cuenta la leyenda que cierto día Pitágoras  pasaba por delante de una herrería. Le llamó la atención la melodía que producía del herrero al percutir con sus martillos el metal que estaba forjando. El sonido que se producía dependía totalmente del tamaño, y por tanto del peso, del martillo que empleaba en cada momento. El gran matemático fue capaz de establecer la relación entre los pesos respectivos de los martillos y el sonido producido. Fue igualmente Pitágoras quien descubrió que la nota emitida al percutir la cuerda tensada dependía de la longitud de la misma. A cada longitud le atribuyó un número y estudió la relación existente entre esa longitud y el sonido armonioso producido: nacía la relación entre las longitudes de las cuerdas y los números enteros.

En la Grecia antigua, la música se reveló como un campo de conocimiento ideal para demostrar las leyes básicas de la naturaleza. Sin una base numérica, no podía entenderse el estudio ni de la medicina ni de la filosofía o las leyes. Resulta asombroso hasta que punto hemos olvidado hoy la relación entre la humanidades y las ciencias, no sólo amigas sino hermanas desde la época de los sabios griegos del siglo V a de C. 

La música se ha convertido en un mero pasatiempo, y la posibilidad de un consumo ilimitado exento de alfabetización conduce a su situación de Cenicienta de los conocimientos actuales. Cada vez que un alumno me pregunta para qué sirve la música me imagino a Pitágoras absorto escuchando al herrero. En su momento mucha gente pensaría que estaba loco, y que su curiosidad era un puro e inútil juego especulativo. Como pasa con los teóricos de la música hoy, con los investigadores, con los musicólogos. Un poco solos sí están, hay que reconocerlo.


(1)Félix García Merayo