Igualmente la madrastra de Blancanieves es una reina bella pero cruel, entregada al culto a sí misma y a sus pociones y envenenamientos. Condena a muerte a su hijastra. La muchacha huye y encuentra refugio en la casa de los enanitos. Su dulce aspecto y su disposición a limpiar y a fregar obran el milagro. Los enanitos le ofrecen cobijo y comida (no un sueldo, que yo sepa) y ella se ocupa de las tareas del hogar hasta que la reina intenta matarla de nuevo. Es rescatada por un príncipe. La madrastra cae por un precipicio.
En el misterioso cuento de Andersen "La reina de las nieves", el niño protagonista es raptado por una hechicera de aspecto cautivador y corazón frío como el territorio sobre el que ejerce potestad. La maldición de la reina de las nieves es la peor de todas, quien habita su país sólo es capaz de percibir egoísmo y fealdad. Al parecer Andersen, autor del cuento, se inspiró en la cantante de ópera Jenny Lind para su relato.
Lo que quiero decir es que las mujeres jóvenes y con poco poder son percibidas en el imaginario colectivo como adaptadas y deseables. Mientras que las más mayores y realmente poderosas son consideradas manipuladoras, egoistas, cínicas y homicidas. Que nadie me diga que son historias de otros siglos. Las niñas y niños de hoy día siguen escuchando estos cuentos, óperas y ballets como si estuvieran recién escritos. Las niñas piden el disfraz de princesa. Nunca he visto el de la reina en los carnavales escolares.
Este argumentario tan agresivo se cuela en nuestro subconsciente y hace a las mujeres, ya desde la adolescencia, más cautelosas a la hora de tomar la palabra, más conservadoras a la hora de ocupar un espacio público. Para Laura Triviño, profesora de Ciencias Sociales de la Universidad de Málaga, los discursos de odio contra las mujeres siguen siendo muy llamativos. Y aconseja, con una metáfora muy musical, "contestar con discursos de alianzas feministas que pasen de ser polifónicos a presentarse al unísono" (1)
Esta es mi pequeña aportación a la obra musical que está por componer, y en la que los hombres deben participar también, pues ellos son los primeros que sufren el peso de una definición de masculinidad que les aprisiona y les daña.
"¿Llegará el día en que no se hable de feminismo? Ojalá dentro de 15 años esa palabra sea innecesaria. Mientras tanto, no estoy dispuesta a renunciar a un sustantivo que define una lucha que está lejos de haber llegado a su fin" (2)
(1) Entrevista a Laura Triviño, Icon Nº 107, pág 85, ed. El País.
(2) Entrevista a Chimamanda Ngozi Adichie, Elle España Nº 438, pág 115, ed. Hearst.
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