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lunes, 25 de diciembre de 2023

V DE VALS, DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES

 


Resulta que Santa Claus existe, y no son los padres. Lo he podido comprobar esta mañana, ya que tras una semana de hospitales no había yo tenido tiempo de comprar nada para mi familia. Pero allí estaban a la hora del desayuno los humildes presentes de Navidad: un tebeo para el hermano mayor, un librito para papá, los "Poemas de amor y guerra" de Miguel Hernández para mamá. El más pequeño de la familia se había quedado con lo mejor: una tímida sonrisa de satisfacción en su preciosa carita de niño bueno. Hojeando más tarde los poemas, todavía asombrada de lo extrañamente dolorosa y hermosa a la vez que es mi vida estos días, me tropiezo con el "Vals de los enamorados y unidos para siempre" (1) : 

"No salieron jamás/ del vergel del abrazo" comienza. "Huracanes quisieron con rencor separarlos". Busca el poeta imágenes para describir las "hachas tajantes" y "rígidos rayos" con que la vida golpea en ocasiones, de precipicios hondos, de naufragios "cada vez más profundos". Y termina diciendo: "Perseguidos, hundidos/por un gran desamparo (...) aventados se vieron/pero siempre abrazados." Aventados significa sacudidos violentamente, como ocurre cuando imprevistas amarguras asaltan la cotidianidad, y nos obligan a echar de menos lo que antes nos parecía normal. Aventados, ateridos, heridos incluso, PERO SIEMPRE ABRAZADOS. Abrazados, abrazados siempre. Los que se abrazan resisten. Muchas gracias por dejarme este libro, querido Santa Claus. No sabía que me hacía tanta falta leerlo. Y gracias, peque, por escribir tú la carta este año.

Cecilia, 25 de diciembre de 2023

 
1) En pág 70 de Miguel Hernández, Poemas de amor y guerra, El País clásicos del siglo XX, Madrid 2003.

viernes, 22 de diciembre de 2023

V DE VILLANCICO, DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES

 

 Desde hace algunas semanas mi padre reside en un hospital de media estancia. Allí, mientras se recupera de dos operaciones muy serias, trata de hacer una vida lo más normal posible. A su disposición hay biblioteca, zona de actividad física, sala de televisión. Se organizan muchas actividades entre las que destacan los conciertos, que le encantan. Como es un gran músico, incluso el recital más modesto le interesa y alegra el día. El domingo pasado les visitó un grupo de aficionados que con mucho entusiasmo entonó toda clase de villancicos. Yo estaba allí también y me senté junto a su silla de ruedas a cantar. Estábamos muy animados, y era algo nuevo para nosotros dos, que tantas veces hemos tocado el piano a cuatro manos pero no tantas nos hemos puesto a cantar al unísono.  Ya terminaban cuando una anciana echó de menos: "Dime niño de quién eres". "Es muy antiguo" - explicó- "a lo mejor no lo conocéis". Pero todos nos lo sabíamos. "Resuenen con alegría los cánticos de mi tierra" entonamos a pleno pulmón. Un automatismo desconocido recuperaba como por ensalmo los versos de la tonada, lo que nos enorgullecía aún más. Hasta que llegamos a la frase "la Nochebuena se viene, la nochebuena se va. Y nosotros nos iremos, y no volveremos más" Me envolvió mi padre en una mirada honda, como diciendo "presta atención" y yo entendí su mudo mensaje. En mi corazón, le prometí no olvidarme del significado profundo de la ingenua letra del niño vestidito de blanco: que Él nos visita siempre, que nosotros nos iremos, y que lo único que vale es agradecer al momento presente la felicidad de, al menos una vez más, poder cantar juntos. Lo escribió Rudyard Kipling en sus memorias: "No sólo éramos felices, sino también conscientes de serlo" (1) Esa conciencia es la que nos salva. FELIZ NAVIDAD.

1) Rudyard Kipling, "Algo de mí mismo", ed. Pre-textos, Valencia, 1998, pág 58.