
Os escribo a las puertas del mes de octubre. Empieza a refrescar y los madrileños, siempre perezosos a la hora de abandonar la ropa de verano, no tenemos más remedio que coger un jersey por las mañanas. La belleza del cambio nos sobrecoge y nos invita a vivir en ese tempo que los músicos llamamos ANDANTE, a una velocidad que no es lenta ni rápida, que sigue el curso natural de nuestros pasos cuando salimos a dar una vuelta.
¿Qué es el Andante? Es la música cuando va a una velocidad media, es el tempo perfecto para una melodía tranquila, es un paseo de tarde de domingo, es una lectura reposada pero atenta, es esa foto que tiras con cuidado pero sin dejar escapar la ocasión ¿me sigues?
En el "Manual del buen paseante" (R. Juventeny, Faktoria de libros) he leído los mejores consejos que se pueden ofrecer al que decide imponerse una velocidad de este tipo: ponerse en marcha pero no tener prisa; lucir una ligera sonrisa; observar con atención tanto lo grande como lo pequeño; no asustarse frente a los obstáculos. Indicaciones fantásticas para entrenar nuestra mente y nuestro cuerpo en las destrezas que tanta falta nos van a hacer a lo largo del curso: buen humor, afán de superación y paciencia, mucha paciencia. Te deseo lo mejor en este hermoso paseo que iniciamos juntos, sin correr pero sin dar marcha atrás. La aventura ya ha empezado ¿te apuntas?