Nosotros lo sabemos todo: el viento y los pájaros nos traen las noticias del mundo y nuestros mensajes están escritos en las hojas (...)
Si quieres depositar tu confianza en nosotros, nunca te sentirás desilusionada. Pase lo que pase, continúa sorprendiéndote, maravillándote. Seguir experimentando estos sentimientos significa saborear la belleza de las pequeñas cosas, ver la respiración de la creación en una hoja. Vivir asombrado es descubrir nuevas posibilidades de vida, y mantenerse siempre joven. Cuando ya no conseguimos maravillarnos por nada, nos invade la tristeza. "
Así habla el árbol a Marta, personaje central en la novela de Romano Battaglia "El buscador de sueños" (1) A través de la voz del árbol, Battaglia plantea una pedagogía del asombro, donde la sensibilidad hacia la belleza del mundo natural se erige como vía para acceder a un sentido más pleno de la existencia. No hace falta vivir en medio de un bosque para experimentar ese asombro.
Mi calle está sembrada de hojas doradas desde hace días, y toca barrer casi a diario para que la puerta del garaje no se atasque. Hay un vecino que lo llama "el castigo". A mí me parece una suerte vivir en un lugar arbolado. Muchos pájaros han iniciado el vuelo en bandadas hacia lugares cálidos. Los que se quedan nos visitan a diario. También se pasea arrogante un gato negro, salvaje e indómito, al que tenemos mucho afecto. Aguantan las aromáticas pero la tierra se ha llenado de una pelusilla parecida al musgo que anuncia la navidad. El crujido de las ramas, el roce del viento, es más nítido. Envuelta en una suave manta, rodeada del amor de mi familia, me parece que ese sueño del que habla Battaglia no es tan difícil de encontrar. Feliz domingo.
1) Páginas 79-80 de Romano Battaglia, El buscador de sueños (la favola di un sogno, trad. Teresa Clavel revisada por Cecilia Gallego) Barcelona, RBA, 2005.

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