Hola tesor@,
en muchas imágenes antiguas verás una prenda de abrigo que ya apenas se usa y que se llamaba "manguito". El manguito era una prolongación de las mangas del abrigo. Consistía en una especie de cilindro de piel o terciopelo donde se metían las manos para mantenerlas calientes. Hoy en día son más frecuentes los guantes. Pero la aclaración es necesaria porque el manguito aparece en la historia que voy a contar.
La Bohéme es una ópera de Puccini muy hermosa y muy triste. El título podría traducirse como "los bohemios", un grupo de muchachos dedicados a tareas que no les dan para ganarse la vida. Uno es músico, otro pintor, otro poeta. Se trata de un grupo muy unido. Cuando alguno logra ganar algo de dinero, corre a compartirlo con los demás, a pagarles la comida o un poco de leña para la estufa. Cuando la protagonista femenina, Mimí, cae gravemente enferma su amiga Musetta le regala su elegante manguito, para que se caliente las manos."¡Qué bonito, qué suave!" canta la pobre Mimí, a las puertas de la muerte.
La música de
La Bohéme es maravillosa pero a mí me interesa hoy hablaros del argumento, de una historia de amistad que se basa en la generosidad de unos y otros. Empieza con una invitación a cenar por parte del músico que ha conseguido ganar un buen sueldo, y termina con la escena del manguito que os he comentado. Cada uno de los personajes da lo que tiene, sin pedir nada a cambio,sin importar si es poco o mucho.
En estas semanas que vivimos confinados en nuestras casas hemos contemplado numerosas muestras de generosidad. Muchas organizaciones (entre ellas nuestro centro) han donado su material sanitario a los hospitales de Madrid, se han prestado ordenadores a los niños que carecían de ellos, los alumnos se han puesto a fabricar mascarillas con sus impresoras 3D, las editoriales han ofrecido sus plataformas y sus libros en abierto.
Y yo ¿qué puedo hacer yo? te habrás preguntado seguramente, encerrado en casa sin impresora que donar ni ordenador para prestar. La respuesta está en vuestros propios comentarios de anteriores semanas: paciencia, buen humor, una palabra amable cuando todo el mundo está tenso... no todo lo que podemos ofrecer son "cosas". Una vez más, el anciano Marco Aurelio acierta cuando en sus Meditaciones (libro IV, 20) nos hace la lista de lo que estima como "bienes" y junto al oro y el marfil cita las flores y los árboles, y junto a ellos virtudes como la verdad y la benevolencia. Ser auténtico, ser bueno ¿no es eso algo enormemente valioso que siempre podemos dar a los demás?
Si nos paramos a pensar (:::) siempre hay cosas que podemos compartir con los demás. Creo que todo lo que se hace desde el corazón tiene un buen destino para alguien. Desde el punto de vista personal, puedo dar mis palabras de ánimo, mi ayuda y consejo y sobre todo, mi sonrisa. También puedo compartir mi tiempo, realizar gestos de empatía con quien más sufren estos días, enviando cartas o vídeos a los que están hospitalizados o solos en sus casas. Además, podemos salir a dar un gran aplauso a los sanitarios, que están siendo el soporte de la sociedad.Si cada uno de nosotros damos esa pequeña esencia que llevamos dentro, la sociedad será cada día más solidaria y humana. Andrea, 2º ESO