BEETHOVEN sólo compuso una ópera, que lleva por título "Fidelio". Como obra musical es cautivadora pero en mi opinión lo mejor de la obra es el argumento. A diferencia de lo que ocurre en los cuentos tradicionales, aquí el prisionero es un hombre (Florestán) y su mujer (Leonora) es quien corre toda clase de peligros al tratar de rescatarle. Esa es la fidelidad (Fidelio) a la que hace referencia el título. Leonora está decidida a todo, y se viste de hombre para entrar en la cárcel donde está encerrado Florestán. Mientras disfrazada trata frenéticamente de encontrar a su amado la hija del carcelero se enamora de él (de ella, que ahora tiene la apariencia de un chico). Vamos a tratar de poner orden en este lío.
Ya dije al principio que es muy sugestivo ver en la mujer a la "rescatadora" y que sea su marido el que permanece encadenado. Como tal mujer, Leonora no puede entrar en ninguna parte, y se ve obligada a asumir el rol de hombre. Consigue así trabajo de ayudante en la prisión, y se convierte en objeto de deseo para otra mujer. Cada vez que me enfrento a esta obra pienso que Beethoven trató de contar las excelencias del amor sin límites, y sin proponérselo nos ofrece una obra maestra del feminismo. Otorga a una mujer el papel protagonista, y no para mostrarla barriendo o probándose un vestido. Pone de manifiesto que dicha mujer sólo puede ser tomada en serio si participa en la vida pública como hombre. Difumina los límites del deseo humano cuando la convierte en objeto de deseo como varón, pues su personalidad arrolladora invita al amor, sea cual sea su apariencia. Recuerdo entonces todas las veces que he leído que el feminismo se legitima cuando nos libera a todos: Leonora salva a Florestán, y de paso libera a todos los hombres que dejan de sentir que tienen que "estar al cargo" o "tomar las riendas". Libera a los que escuchan/ven la obra de la necesidad de identificarse con un género para amar o ser amados. Nos habla de la fidelidad, pero no de una fidelidad diseñada para encadenar u oprimir sino justamente para derrumbar los muros de esa otra prisión en la que sin querer nos vemos envueltos a diario: lo que se supone que debemos ser, aceptar, decir, amar. Leonora le da la vuelta al cuento. Lo mejor es que la obra se estrenó en 1805. Estamos en 2021 y puede que esto que escribo todavía moleste un poco.
The Legend of Zelda: Muchos de los juegos de esta franquicia formaron parte de mi infancia. Cada vez que jugaba me convertía en el héroe del juego, Link, quien en algunos casos deberá rescatar a la princesa Zelda y en otros salvar su reino. Siempre que empezaba este juego me preguntaba por qué no había opción de jugar con un personaje femenino, en lugar de ser siempre el chico el que salvase el mundo. T. M. "Diamante" 3º ESO
¡Qué interesante!! Creo que aun queda camino por recorrer para conseguir la verdadera igualdad
ResponderEliminarTienes razón, Marian, por eso es importante seguir hablando de ello.
EliminarMe ha llamado la atención que en esa época Beethoven ya tratara este tema. Hemos adelantado mucho. Para mí todos los chicos y las chicas podemos hacer todo sin distinción. No encuentro diferencias entre nosotros.
ResponderEliminarADRIAN LUQUE JIMENEZ 3ºC GRUPO 1
Pues las hay, Adrián, aún queda mucho por hacer, ¡ya veo que te apuntas!
EliminarBuenas Cecilia soy Óscar Tablero Platas de 3°B. La historia que nos relatas arriba es muy bonita y lo que me ha sorprendido es que fue escrita en 1805 cuando tiene temas tan actuales. La verdad es que no me parece bien lo de que la mujer tuviera que disfrazarse de hombre pero bueno supongo que el machismo era común en esa época cosa que me parece mal ya que todos somos iguales personas, que no estaríamos aquí si las mujeres que son las que nos traen al mundo a todos, hay que ser agradecido no es que quiera apoyar a nadie. El siguiente tema del que quiero hablar es del amor, casi todo el mundo cree y piensa que para haber amor hay que quererse incondicionalmente con la otra persona, demostrando su amor desde fuera y con todo ese tipo de cosas pero es que me he dado cuenta de que hay varios tipos de amores, está la pareja esa que se queja la una del otro, pero que en el fondo se echan de menos y no podrían vivir el uno sin el otro, luego tenemos el amor hacia personas que no son nuestras parejas pero que si queremos como los amigos, los padres, los familiares... Una vez aclarado esto, podríamos continuar con la historia y es que para salvar a alguien hay que ser valiente, atrevido y tener tiempo y ese es un don que pocos tienen hoy en día, es una pena pero a veces estamos tan ocupados que no dedicamos el tiempo con los que verdaderamente importan pero de eso no te das cuenta hasta que lo pierdes. Así que aunque no salves a nadie disfruta del tiempo con los que importan.
ResponderEliminarUn saludo y gracias.
Madre mía, qué comentario más bonito, ¡Muchísimas gracias!
ResponderEliminar¡Hola Cecilia! Soy Teresa Montesino, de 3ºB.
ResponderEliminarLeí tu entrada a principios de semana, pero no pude escribir por falta de tiempo. Ahora que tengo un poco, me gustaría hacer una reflexión sobre este tema :)
Me ha gustado mucho el argumento de esta obra, porque da a entender que todos podemos ser héroes, sin importar cómo seamos. Lo que aún no consigo entender es cómo algunas personas de este siglo pueden seguir pensando que las mujeres son inferiores o que no valen lo mismo que un hombre, porque no es así en absoluto.
Si pensamos en todas esas historias que nos contaban de pequeños, nos damos cuenta de que es como si estuviésemos atrapados en un bucle, siempre se repite lo mismo: el chico (caballero, rey, superhéroe, etc) salva a la chica (dama, princesa, etc) de una situación peligrosa.
Tampoco hace falta remontarnos al pasado para ver este tipo de situaciones. Por ejemplo, muchísimas personas han jugado o saben de qué va un juego de Super Mario. Nuestro protagonista, Mario, salvará a la princesa Peach, de quien está enamorada, de los constantes ataques del villano, Bowser. En la mayoría de juegos de esta franquicia es así, aunque me alegra que haya excepciones en las que la princesa sea la protagonista y la que tenga que luchar contra los villanos.
Otro ejemplo parecido a éste es el de The Legend of Zelda. Muchos de los juegos de esta franquicia formaron parte de mi infancia. Cada vez que jugaba me convertía en el héroe del juego, Link, quien en algunos casos deberá rescatar a la princesa Zelda y en otros salvar su reino. Siempre que empezaba este juego me preguntaba por qué no había opción de jugar con un personaje femenino, en lugar de ser siempre el chico el que salvase el mundo.
Es verdad que hemos evolucionado bastante en el tema del feminismo y la igualdad de género, pero aún nos queda un largo camino por recorrer hasta alcanzar nuestro objetivo. ¡Demostremos que nosotras podemos ser las heroínas en esta historia!
Una vez más, admiración absoluta hacia tu inteligencia y valentía. ¡Bravo, Diamante!
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