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domingo, 19 de febrero de 2023

R DE REDES SOCIALES, DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES

Cecilia en youtube 


Ahora mismo tengo varias cuentas de divulgación musical en activo: YouTube, donde mi audiencia es en general mayor de edad, TikTok para mis alumnos más jóvenes, Twitter para los vecinos de la zona en que trabajo. Todos los domingos escribo en este blog, y a diario pongo material a disposición de los estudiantes en un Aula Virtual. Son cuentas que amplían y refuerzan mi labor,  y que me ofrecen una proyección y un dinamismo impensables años atrás. Sin embargo no son pocos los compañeros de trabajo convencidos de que en las redes sociales es mejor no estar. Hablan de sobreexposición, de la posible manipulación de su imagen, de la adicción que generan. La mayoría no saben cómo usarlas ni quieren aprender.
Empezaré diciendo que en ninguna de las plataformas mencionadas divulgo fotos de mi vida privada. No están en ellas ni mi familia ni mis amigos, y es imposible averiguar mi adscripción política o mi ideario religioso al suscribirse a alguno de estos canales. Hasta la fecha, nadie me ha hecho comentarios ofensivos o me he sentido amenazada. Muy al contrario, he podido comprobar que alumnos a los que daba clase años atrás podían seguir aprendiendo conmigo online, que además mis videos se ven y comentan en lugares tan alejados como México, Estados Unidos o la India.  Que las redes sociales ponen en contacto a gente diversa unida por un interés común (piano, baile, cocina). ¿Hay mucha gente perdiendo el tiempo con ellas? Pues imagino que sí, al igual que antes con los videojuegos (años 70 del pasado siglo en adelante), la tele (en los 50), el cine desde principios del siglo XX, y el piano en el siglo XIX. A Don Quijote le quemaron los libros porque se había vuelto loco de tanto leer (siglo XVII). Todo lo que engancha puede ser dañino: las redes sociales, la bebida, el chocolate y un amor que nos obsesiona. El problema no es la herramienta, sino cómo la usamos. Personalmente, me encanta compartir mi música  a gran escala y vivir en una época en que es posible hacerlo desde casa, sin realizar giras agotadoras y con la seguridad de que llegan a muchísima gente, y no sólo a los que se pueden pagar una clase particular o la entrada a un concierto.
Algunos consejos para usar correctamente las redes sociales:
  • separa el contenido profesional del personal
  • piensa antes de publicar si es o no relevante lo que vas a compartir
  • evita hacer comentarios despectivos, groseros o irrespetuosos de otras personas
  • configura tu privacidad
  • no te obsesiones con lo que los demás publican o comentan: detrás de una foto maravillosa hay cincuenta que han salido mal, detrás de una buena interpretación hay horas de ensayo, y así con todo
  • consulta en los ajustes de tu dispositivo cuántas horas dedicas a estar conectado y pregúntate por qué. Planifica modos "descanso". No consumas contenidos sin control, hay vida más allá de las pantallas.

domingo, 12 de febrero de 2023

R DE RECORDAR (Y II), DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES

 


Elvira Sastre es una escritora segoviana afincada en Madrid, ciudad a la que ha dedicado el libro "Madrid me mata", del que extraigo el siguiente párrafo: "Nací en Segovia y en Segovia pasé mis primeros veinte años, tan lentos como un viaje en tren antiguo, cobijados bajo un techo donde todo se daba por sentado de una manera terriblemente sencilla"(1)
Como tantos jóvenes talentosos de provincias, Elvira abandona ese "tren antiguo" para comenzar su grado universitario en la capital, donde los trenes a los que uno se sube son totalmente diferentes: "algo que pasa veloz por delante de nuestros ojos sin pararse ni un segundo a contemplarnos".
En un artículo reciente para la revista Elle (2) cuenta cómo poco a poco fue trayendo sus pertenencias a la casa que ahora habita: "hace unas semanas, me llevé el piano (...) Esta habitación ya no me pertenece, como tampoco me pertenece el tiempo".¡Ay! Me acordaba yo al leerlo del día que mi piano de estudio abandonó la casa familiar para incorporarse a mi vida de adulta independiente. Se venía conmigo no sólo un mueble con teclas, sino el paisaje sonoro de tantos años empleados en aprender a tocar, con los aromas de alguno de los platos de mi madre impregnando el ambiente, la puerta abierta al jardín, los rumores de las risas de mis hermanos, la ropa tendida, el gato al solecito. "Y siento que si no protejo con el cuerpo y la intención ese lugar (...) algo en mí se va a perder, va a tapar todo lo que me define". Concluye Elvira "vuelvo a la casa de mi infancia, que ya no existe, para recordar y para no perder el amor, ese que me salva en los momentos difíciles".
Se nos escapa el tiempo, viene a decirnos, y el amor nos salva. Se me ocurre entonces que
 somos como un instrumento de viento, y que la memoria es la columna de aire que contiene el tubo: de nosotros depende hacerla vibrar correctamente. El tiempo, mi tiempo, no es otra cosa que el presente que genera una mirada agradecida a lo que fuimos, y una mano esperanzada tendida hacia el futuro.


1) Madrid me mata: Diario de mi despertar en una gran ciudad, Seix Barral, Los Tres mundos, 2022
2) El pasado también es amor, Elle España, Febrero 2023 Nº 437, pág18

domingo, 5 de febrero de 2023

R DE RECORDAR, DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES

 "Mi cuerpo yacerá bajo la tierra. Recuérdame entonces, pero olvida mi destino". Son las palabras que la reina Dido dirige a su amiga Belinda a la hora de su muerte en la ópera barroca "Dido y Eneas" (1). Es una despedida impresionante, porque invita a los que se quedan a recordar y a olvidar a la vez. Olvidar el destino trágico, que es consustancial al ser humano. Todos morimos, desaparecemos, nos vamos. Aún más triste si cabe cuando nos abandona una persona joven y enamorada de la vida. ¿Qué nos queda entonces? La memoria, sin duda, memoria de haber estado juntos al menos un momento, disfrutando del mismo aire, del mismo cielo, del mismo sol. Elena Huelva, extraordinaria mujer recientemente fallecida a los 20 años de edad, lo expresaba así, consciente como Dido de su fin cercano:

 "Las cosas no están yendo bien (...) Quiero dejar claro que mis ganas han ganado por todo el amor y por las personas que tengo a mi lado (...) que no hace falta ganar para saber que ya hemos ganado porque al final en la vida se trata de vivir y de llevarte los recuerdos que tienes con las personas y yo me llevo muchos recuerdos buenos con personas maravillosas". 

Sin conocerla, sus palabras nos han espabilado a todos los que hemos tenido la suerte de escucharlas. No sólo porque nos hacen conscientes del inmenso regalo que es levantarse cada mañana y "no estar demasiado mal" como ella decía. Sino que además nos invita a superar el dolor de la pérdida desde el mismo lugar que la protagonista de Purcell: "no trouble in my breast, Remember me but forget my fate". Lo más bonito de la ópera es el final, cuando los ángeles bajan a llenar de pétalos de rosa la tumba de Dido, pétalos "suaves y tiernos como su corazón", y prometen no irse jamás. Así nosotros también volvemos la vista atrás con los ojos llenos de lágrimas pero esparcimos rosas sobre la memoria de aquellos a los que tanto quisimos, sin que nada pueda turbar nuestro corazón. Descansa en paz, Elena. Will never part. 



(En memoria de Elena Huelva, 2002-2023)

1)Dido y Eneas, Henry Purcell