Ahora mismo tengo varias cuentas de divulgación musical en activo: YouTube, donde mi audiencia es en general mayor de edad, TikTok para mis alumnos más jóvenes, Twitter para los vecinos de la zona en que trabajo. Todos los domingos escribo en este blog, y a diario pongo material a disposición de los estudiantes en un Aula Virtual. Son cuentas que amplían y refuerzan mi labor, y que me ofrecen una proyección y un dinamismo impensables años atrás. Sin embargo no son pocos los compañeros de trabajo convencidos de que en las redes sociales es mejor no estar. Hablan de sobreexposición, de la posible manipulación de su imagen, de la adicción que generan. La mayoría no saben cómo usarlas ni quieren aprender.
Empezaré diciendo que en ninguna de las plataformas mencionadas divulgo fotos de mi vida privada. No están en ellas ni mi familia ni mis amigos, y es imposible averiguar mi adscripción política o mi ideario religioso al suscribirse a alguno de estos canales. Hasta la fecha, nadie me ha hecho comentarios ofensivos o me he sentido amenazada. Muy al contrario, he podido comprobar que alumnos a los que daba clase años atrás podían seguir aprendiendo conmigo online, que además mis videos se ven y comentan en lugares tan alejados como México, Estados Unidos o la India. Que las redes sociales ponen en contacto a gente diversa unida por un interés común (piano, baile, cocina). ¿Hay mucha gente perdiendo el tiempo con ellas? Pues imagino que sí, al igual que antes con los videojuegos (años 70 del pasado siglo en adelante), la tele (en los 50), el cine desde principios del siglo XX, y el piano en el siglo XIX. A Don Quijote le quemaron los libros porque se había vuelto loco de tanto leer (siglo XVII). Todo lo que engancha puede ser dañino: las redes sociales, la bebida, el chocolate y un amor que nos obsesiona. El problema no es la herramienta, sino cómo la usamos. Personalmente, me encanta compartir mi música a gran escala y vivir en una época en que es posible hacerlo desde casa, sin realizar giras agotadoras y con la seguridad de que llegan a muchísima gente, y no sólo a los que se pueden pagar una clase particular o la entrada a un concierto.
Algunos consejos para usar correctamente las redes sociales:
- separa el contenido profesional del personal
- piensa antes de publicar si es o no relevante lo que vas a compartir
- evita hacer comentarios despectivos, groseros o irrespetuosos de otras personas
- configura tu privacidad
- no te obsesiones con lo que los demás publican o comentan: detrás de una foto maravillosa hay cincuenta que han salido mal, detrás de una buena interpretación hay horas de ensayo, y así con todo
- consulta en los ajustes de tu dispositivo cuántas horas dedicas a estar conectado y pregúntate por qué. Planifica modos "descanso". No consumas contenidos sin control, hay vida más allá de las pantallas.
Hola, Cecilia, soy alumna vuestra. Estoy de acuerdo contigo, las redes sociales son peligrosas cuando no hacemos un buen uso de ellas. Se pueden utilizar de vez en cuando como tiempo de ocio, pero no todo el día porque nos quitan nuestro tiempo y ,estas, crean adicción a las personas. Tus publicaciones son extraordinarias y me alegro de que hables de las redes sociales, tan utilizadas en estos tiempos. Tenemos que poner un uso más limitado a las nuevas tecnologías, porque estar muchos tiempo con ellas perjudica a nuestra salud. Un uso responsable es como las emplea usted, para su trabajo, que te esfuerzas porque las personas aprecien el arte de la música. Vuestros consejos son esenciales para un uso correcto de las redes. Esto es todo por mi parte.
ResponderEliminarUn saludo,
Raquel.
Muchísimas gracias, Raquel.
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