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domingo, 16 de febrero de 2025

Saborear dos cuadros más.

Siguiendo con el ejercicio de la semana anterior (si no leiste la entrada, te recomiendo que lo hagas ahora) nos toca hoy centrarnos en dos cuadros sin figuras protagonistas.




En Lluvia en la Rue Saint-Honoré, Pissarro nos muestra un día lluvioso en París con su característico uso de la luz y la atmósfera. No hay una narrativa explícita pero la pintura captura la sensación de estar en la calle, viendo la lluvia brillar en los adoquines, en el asfalto que es casi un espejo, en los reflejos de los elementos urbanos. Es un instante de quietud en medio de la vida urbana, que nos invita a disfrutar de la textura del agua y de la melancolía de la escena. Este tipo de savoring se acerca a la apreciación estética del entorno, el placer de participar en la contemplación de una de esas tardes que a veces nos cogen por sorpresa, sin paraguas a mano ni falta que hace. Una de esas tardes de lluvia fina que empapan lentamente, "orballando" que dicen los gallegos.



Por otro lado, Impresión, sol naciente de Monet es aún más etérea. Aquí, el disfrute se centra en la percepción pura: la luz del sol filtrándose en el cielo brumoso, los reflejos de los barcos en el agua, la calma de la escena portuaria. No se trata solo de lo que se ve, sino de lo que se siente al contemplarlo. 

Ambas pinturas nos recuerdan que el simple acto de mirar la lluvia o un amanecer puede ser suficiente para conectar con el presente y encontrar belleza en lo cotidiano. Los impresionistas nos enseñan una nueva forma de percibir el mundo: con más atención, sensibilidad y disfrute del instante. Es como si nos recordaran que la belleza está ahí, en lo efímero, en la luz que cambia, en los reflejos en el agua o en el sonido de la lluvia. Su arte es casi una invitación a practicar mindfulness antes de que el término existiera. Al detenernos frente a sus cuadros, nos obligan a mirar más allá de lo obvio, a notar los matices, las vibraciones del color, la sensación de movimiento o quietud. Es una manera de entrenar la mirada para apreciar el presente con más profundidad.

Este mes de febrero en que al pasear ya se percibe la anticipación de la primavera porque los almendros preparan su entrada en escena y los pájaros cantan con menos timidez es, de verdad, un momento perfecto para entrenar nuestra capacidad de ser felices. ¡Adelante!

2 comentarios:

  1. Buenas tardes, hacía mucho tiempo que no comentaba, y creo que debería de hacerlo más. Estas obras que comentas en esta publicación, y en la anterior, pertenecen al impresionismo, movimiento artístico que recibe este nombre de el lienzo "Impresión del sol naciente" de Claude Monet (cuadro que interpretas en esta entrada). Y es que este movimiento trata de plasmar el instante, el momento; y darle el protagonismo a la luz. Estos son los causantes de que nos transmiten los cuadros que pertenecen a este movimiento esas sensaciones de tranquilidad, de paz, de tristeza, de felicidad , ect. . Así como, otra de las obras más destacadas de Claude Monet, "Cathédrale Notre-Dame de Rouen", que pintó 30 veces en diferentes momentos del día, y en cada una de ella transmitirnos una sensación distinta de las otras. Estas pinturas, nos hacen reflexionar sobre pararnos y observar lo que nos rodea, y de apreciar el presente, de saborearlo.
    Y fuera de este movimiento, hablando en general, cada obra y su autor nos transmite una sensación distinta, ya sea positiva: felicidad, amor, como "El Beso" de Gustav Klimt ; o negativa: dolor, ansiedad, miedo, como "Fusilamientos del 3 de mayo" de Francisco de Goya; pero igual que el arte, también lo hace la música, moderna y clásica, nos produce diferentes emociones a través de la melodía, la letra, ect.; y también el teatro, con escenarios, movimientos o expresiones, monólogos o diálogos y sus tonos de voz, ect. .Pues, al fin de todo son diferentes formas de expresar nuestras emociones y deberíamos apreciarlas más.

    Raquel Tablero Platas 3ºA.

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