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domingo, 13 de enero de 2019

BAÑOS DE BOSQUE

FELIZ AÑO NUEVO, QUERIDOS LECTORES:

Para estrenar 2019 voy a compartir con vosotros las reflexiones de un guía forestal en torno a los beneficios de los paseos por el bosque. Este es el libro que ha publicado:

🌄

Aunque el texto está muy conectado con la experiencia meditativa difiere del mindfulness tradicional en que defiende el placer del paseo en entornos naturales frente a otro tipo de experiencias (es decir, no es ecuánime). Por lo demás la idea es la misma, calmar la mente y propiciar conexiones profundas con nosotros mismos y con el entorno. Da mucha importancia a la respiración e insiste en la idea del "nada que lograr, nada que hacer, nada que alcanzar". Tras leerlo me fuí a pasear por el bosque de Villaviciosa de Odón y comprendí que la naturaleza recogida sobre sí misma nos invita a ser mucho más pacientes y amorosos de lo que habitualmente somos. De la misma forma que animales y árboles se repliegan sobre sí en invierno y parecen adormilados y más silenciosos de lo habitual nosotros, también árbol, también bosque, tenemos que entrar en una fase de latencia que permita con el paso de las semanas y meses la llegada de una primavera cargada de belleza. Os lo deseo de todo corazón. Mil besos desde estas romanzas tan llenas de afecto hacia mis buenos y fieles lectores.  Cecilia🌈



8 comentarios:

  1. Tiene que ser un libro precioso, Cecilia. Yo sólo puedo coincidir contigo y con el autor en que para mí los "baños de bosque" son una experiencia de lo más revitalizante y calmante. Por fortuna, y no por casualidad, vivo cerca de una zona de monte con árboles de más de 200 años y no puedo pasar muchos días sin acercarme a sentir esa conexión con la naturaleza y esa paz que se desprender en un entorno así. Cuando camino, sola, tranquila, en silencio, observando los sonidos, los colores, esa respiración más profunda que se consigue al estar rodeada de árboles, es como si entrara en coherencia conmigo misma y con la naturaleza. Es cierto que no es una práctica formal de meditación, pero para mí es tan necesaria o más que la otra. La única otra experiencia que me aporta sensaciones similares es la de pasear descalza por la orilla del mar. Gracias por compartirlo, me ha encantado.

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  2. comparativamente, lo que más ejercito es el "silencio", sin embargo, cuando el día a día lo permite, paseo por campo o parque; si es parque, preferiblemente por la parte de tierra. Intento mirar, escuchar y oler... y vaya, detecto que el olfato me va regular :( Intento centrarme en mis pies, cómo pisan, y cómo sienten las piedras o surcos del camino. Tomo conciencia de que soy y de qué soy, ambas cosas. Aprendí de una amiga que hay que tocar las cortezas de los árboles. El aspecto reflexivo me hace gracia: unos lo llaman Madre Tierra, otros Pachamama, otros Naturaleza, otros Creación... Da igual, tiene la misma energía que regalarnos. :8

    Yo llevo muy poquito en este tema y tengo que decir que en el escaso tiempo que llevo intentando ejercer este hábito, descubro algo así como una fuente de energía diferente. Consigo tener más vitalidad. Seguro que meto la pata lo mismo o más, a medida que lo incorporo con más regularidad, detecto que me permite desarrollar otros aspectos como: la capacidad de organización, la escucha activa, empatía, etc. pero sobre todo, lo que más me está impactando es que al cabo del día, mi nivel de fatiga es otro.

    Muchas gracias por vuestras preciosas aportaciones, Cecilia y Verónica. Meter a alguien tan racional como yo en esta dinámica es complejo y estáis siendo sabias guías.

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  3. Es maravilloso contar contigo, Julia. Da mucha confianza tu seguimiento como orientadora del centro y como amiga. Un abrazo

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  4. Recientemente tuve ocasión de dedicar unos minutos a la meditación en un templo budista en una montaña, rodeado de árboles y con el rumor del agua a mi alrededor. Había visitado docenas de templos a lo largo de la semana, pero ninguno me había motivado para la meditación como ese rinconcito apartado, con un humilde altar, perdido en la selva. No hay duda de que la cercanía con la naturaleza nos ayuda a despejar la mente y soltar nuestro lastre emocional de un modo especial. Espero repetir la experiencia cuando haga mi próxima excursión :-)

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  5. Realmente, los que vivimos en ciudad, tenemos un ritmo de vida excesivamente alto y nos cuesta mucho trabajo parar para respirar y concedernos a nosotros mismos un minuto de calma; sin pensamientos dedicados al próximo examen o a lo que ha dicho tal persona sobre tal cosa... Esta acción tan simple, que nos resulta tan difícil de realizar, es muy importante para no sobresaturarse y conseguir una calma interior.
    El ir a un lugar con un ritmo vital lento y constante, como lo puede ser un bosque, en el que se aspira un ambiente tan lleno de vida, es algo que nos ayuda a reiniciar, a ponernos de nuevo a punto para volver a las actividades cotidianas, de una manera mucho más tranquila y viéndolo todo con otra perspectiva.

    Martina Gómez Rueda

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  6. Muchas gracias, Martina. Tu opinión como músico nos es muy valiosa.

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  7. Hola Cecilia, soy Nerea Díaz García, alumna de 2ºA.
    La verdad es que estaba dándome una vuelta por tu blog, visitando entradas y fotos que has publicado, y he descubierto el título de este en particular, que me ha llamado la atención y ha despertado en mí un interés por saber a qué te referías.
    Desde mi punto de vista, pienso que tus palabras son muy certeras, puesto que no hay mejor lugar para encontrar la relajación, la calma y la tranquilidad que un lugar especial para ti, que te guste o que sientas que conectas con él de una manera especial.
    Mi lugar especial y agradable, mi “locus amoenus”, es mi pueblo, que en cierto modo también está repleto de vegetación, especialmente de árboles de gran antigüedad, por lo que se podría considerar un bosque. Me encanta ir a mi pueblo y tirarme horas y horas paseando por el bosque, en contacto con la naturaleza, o simplemente sentada debajo de un árbol contemplando el paisaje. Yo pienso que mucha gente adulta se pregunta: ¿cómo es que a niños tan jóvenes les gusta ir a su lugar especial, a meditar y a relajarse, en vez de salir con sus amigos o hacer otras cosas? Pues muy sencillo, simplemente nos gusta ver el lado positivo de las cosas, relajarnos y sobre todo disfrutar la vida, porque cuando te das cuenta de que la vida no es infinita y lo hecho, hecho está; ya es demasiado tarde, se te ha ido más de la mitad de las manos.
    Un saludo, Nerea.

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