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sábado, 14 de diciembre de 2019
B DE BONDAD, DICCIONARIO DE MÚSICA Y EMOCIONES
En un precioso poemario que he descubierto recientemente, el autor Jose Manuel García dedica estas líneas a su encuentro con un pájaro:
"Lo tuve entre las manos.
Su diminuto latido asustado
marcaba en huida el tiempo
del adiós inmediatamente futuro.
Pero yo no lo sabía.
Apenas si ocupaba mi mano,
pero sí mis ojos y mis sentidos."
Los versos que siguen confirman que el animal está herido pero el poeta cree que puede salvarlo: "lucía el sol, era joven. Pensé que la vida surgía con sólo quererlo" explica. Poco tarda en descubrir que no se puede burlar a la muerte. Entonces:
"Lo enterré porque pensaba...
que también los gorriones
tendrían un cielo aéreo
por donde deambular imprecisos."
Me parece a mí que en ese entierro está contenida toda la arrolladora fuerza de lo inútil: la bondad que se expresa sin esperar recompensa y la necesidad de contarlo. El recipiente tiene que ser, casi por fuerza, un poema o una página musical. Muchísima música evoca pájaros que un momento existieron y nos dejaron la eternidad de su canto en las composiciones de Jannequin, Vivaldi, Mozart. ¿Conoces una página para piano de Schumann titulada "El pájaro profeta"? Oscar Wilde nos contó la historia del ruiseñor y la rosa. Bécquer contempla un arpa en el ángulo oscuro del salón y piensa en "cuánta nota dormía en sus cuerdas, como el pájaro duerme en las ramas". El gran Juan Ramón declara: " Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando". Nos iremos, sí. Precisamente por eso es tan importante permitir que la bondad, la compasión y la conciencia de lo inútilmente bello nos doblegue. Hace muchos, muchísimos años, una profesora de Filosofía preguntaba en clase a mis compañeros y a mí "¿Qué es lo que está bien y qué es lo que está mal?". Ella no tenía la respuesta, ni la teníamos sus alumnos entonces, ni la tengo yo hoy. Pero si pudiera volver a aquel día y responder a la profe le diría que para ser más bondadosos debemos leer poesía, escuchar música y pasear más a menudo por el bosque. Hermosa manera de buscar la bondad que debería presidir nuestros actos y nuestra forma de mirar al mundo, a los demás, a nosotros mismos.
(El poema citado puede leerse en la página 27 de "Nombres, rostros y palabras" de Jose Manuel García, Devenir el otro, núm. 36, Madrid, 2011)
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Hola Cecilia, soy Nerea Díaz García, alumna de 3ºA.
ResponderEliminarLa bondad es algo muy importante, las personas bondadosas siempre buscan la felicidad de los demás, muchas veces incluso anteponen la felicidad de los demás a la suya.
Yo me considero una persona bondadosa, no busco hacer el mal con mis acciones, sino ayudar siempre que pueda o siempre que esté a mi alcance a las personas de mi alrededor; familiares, amigos, conocidos... e incluso a gente que no conozco.
Es importante que la gente sea consciente de que con la bondad se llega más lejos que con la maldad. Si tu ayudas a los demás y haces todo lo posible para conseguirlo, cuando tu necesites ayuda, ellos te van a ayudar (si son personas bondadosas). En cambio, si tu nunca ayudas a la gente, te ríes de ellos y no te compadeces con ellos, cuando tú necesites ayuda, ellos te van a pagar con la misma moneda, es decir, no te van a ayudar. Por otro lado, hay personas que cuando necesitan ayuda nadie les ayuda, pero sin embargo, cuando la gente de su alrededor precisa de ayuda,esas personas intentan ayudarles, puesto que son personas que no tienen rencor porque son bondadosas y solo buscan hacer el bien.
Un saludo, Nerea.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBuenas señorita Cecilia soy Óscar Tablero Platas de 2ºA. Todos sabemos que la bondad es un cualidad buena que poseemos. ¿Pero, como se define la bondad? La bondad es algo difícil de explicar ya que no lo vemos con los ojos sino que lo sentimos. Si yo tuviera que decir que es la bondad diría que es cuando una persona se compadece de otro ser vivo y ,después, lo ayuda. Lo malo es que esta preciosa cualidad esta desapareciendo ya que en los últimos años la gente tiene mucha prisa como para perderla escuchando a la naturaleza. Una vez leí que habían hecho una prueba que constaba de dos sonidos: un grillo y una moneda, el grillo cantaba y la gente pasaba pero cuando tiraron la moneda fueron a por ella. De aquí sacaron una conclusión que decía así no es que las personas no escucharan al grillo sino que no les importaba sin embargo con la moneda pasó lo contrario porque si les interesaba. Y, esto me da mucha pena por eso nosotros tenemos que enseñar a las generaciones futuras esta capacidad que poseemos los humanos que no debemos perder. Ya que este don es muy importante para nosotros porque sino la tuviéramos no escucharíamos a los pobres que se muren de frío, no escucharíamos a los seres vivos que se quejan del cambio climático, no escucharíamos la risa de nuestros familiares y amigos, no escucharíamos la preciosa música que producen los instrumentos o los animales... ¡Así que no permites que esto suceda!
ResponderEliminarUn saludo y hasta el martes.
Hola, Cecilia. Hola, amigos.
ResponderEliminarEscribí este poema a partir de un pequeño suceso que me ocurrió cuando tenía 16 o 17 años y que nunca he olvidado. Encontré a un gorrión herido, todavía vivo, lo cogí y lo tuve un momento entre las manos, como dice el poema. Murió silencioso, sin moverse, apenas si se notó el momento en que voló más alto y más libre de lo que sus alas diminutas le permitían.
Años después, este suceso mínimo me vino a la memoria y me encontró delante del ordenador. El poema surgió solo, sin pausa, pero suave,sosegado, como la corriente de un río de Castilla.
Estamos rodeados de momentos llenos de pequeñas sensaciones, de fugaces ráfagas de belleza, de instantes donde se concentra el sentido íntimo de la vida de cada uno. Prestar atención a esos momentos convierte la vida en una historia propia, en la novela que cada uno escribimos y vamos completando, en el poema donde dibujamos lo que vamos siendo a cada paso.
Ese pequeño gorrión permanece en mi memoria desde entonces. He estudiado muchas cosas, he aprendido cantidades increíbles de datos, fechas y nombres, he olvidado otras tantas. Ese pequeño gorrión, ese día, el lugar donde pasó, la tristeza serena que sentí, el latido diminuto que se apagó en mi mano permanecen constantes.
Hola, soy Nerea Díaz.
EliminarNo te conozco, pero se que eres amigo de Cecilia, porque ella nos ha hablado muy bien de ti.
No me hace falta conocerte, aunque me gustaría hacerlo, ya que a través de como se expresa una persona, se puede saber cómo es su personalidad.
Creo que eres una gran persona.
Me ha gustado mucho tu poema, no es fácil escribir sobre vivencias que te hayan ocurrido, y al mismo hacer que la gente se sienta identificada.
Un saludo, Nerea.