Hola, Cecilia. Hola, amigos.
Escribí este poema a partir de un pequeño suceso que me ocurrió cuando tenía 16 o 17 años y que nunca he olvidado. Encontré a un gorrión herido, todavía vivo, lo cogí y lo tuve un momento entre las manos, como dice el poema. Murió silencioso, sin moverse, apenas si se notó el momento en que voló más alto y más libre de lo que sus alas diminutas le permitían. Años después, este suceso mínimo me vino a la memoria y me encontró delante del ordenador. El poema surgió solo, sin pausa, pero suave,sosegado, como la corriente de un río de Castilla. Estamos rodeados de momentos llenos de pequeñas sensaciones, de fugaces ráfagas de belleza, de instantes donde se concentra el sentido íntimo de la vida de cada uno. Prestar atención a esos momentos convierte la vida en una historia propia, en la novela que cada uno escribimos y vamos completando, en el poema donde dibujamos lo que vamos siendo a cada paso.
Ese pequeño gorrión permanece en mi memoria desde entonces. He estudiado muchas cosas, he aprendido cantidades increíbles de datos, fechas y nombres, he olvidado otras tantas. Ese pequeño gorrión, ese día, el lugar donde pasó, la tristeza serena que sentí, el latido diminuto que se apagó en mi mano permanecen constantes. Jose Manuel García
Hola, soy Nerea Díaz. No te conozco, pero se que eres amigo de Cecilia, porque ella nos ha hablado muy bien de ti. No me hace falta conocerte, aunque me gustaría ya que a través de como se expresa una persona, se puede saber cómo es su personalidad. Me ha gustado mucho tu poema, no es fácil escribir sobre vivencias que te hayan ocurrido, y al mismo hacer que la gente se sienta identificada. Un saludo, Nerea (3º ESO)
(El poema citado puede leerse en la pág. 27 de "Nombres, rostros y palabras" de Jose Manuel García, Devenir el otro, núm. 36, Madrid, 2011. Para conocer el pensamiento de Jose Manuel recomiendo "Manual de Filosofía práctica para tu día a día. 25 acciones filosóficas que mejorarán tu calidad de vida", Arcopress, Córdoba, 2018)