¡Pobre patito!
Al parecer era tan feo que ni siquiera sus hermanos jugaban con él, y la mamá era incapaz de enseñarle a nadar. El patito acababa por abandonar su hogar aunque sus desventuras continuaban allá donde iba. Pasado el tiempo se convertía en un precioso cisne. En ese momento, y rodeado de otros como él, lograba encauzar su vida miserable y desarraigada. No es una historia fácil de asimilar, pese a su enorme popularidad. Objeto de versiones para ópera, musical, películas animadas, ofrece la lector/espectador la idea de que siempre hay esperanza, aunque uno sea feo, aunque sea diferente. Sin embargo, los niños sensibles perciben que toda la tristeza que el animalito ha venido experimentando no es fácil de olvidar.¿De verdad hay que esperar al final para encontrar un momento de sosiego?
El gran problema del patito "feo" es la crueldad de los demás, el que no sepan aceptarle y quererle como es, con su aparente torpeza y su plumaje extraño. Los daños físicos y psicológicos a que está expuesto no dejan de ser un trasunto de ese espantoso acoso escolar que es el pan nuestro de cada día, y que ha tenido y tiene lugar en todas las escuelas del mundo: durante el recreo, en el tumulto para entrar a clase, en los baños, los pasillos, en el camino al colegio o al instituto. También puede ocurrir en el aula, cuando el profesor está escribiendo en la pizarra o en mi caso tocando el piano, distraída. Muchos niños y niñas sienten que no encajan porque los demás se lo hacen sentir así, torpes, gordos, gafotas, negros, maricones. ¿Me estoy excediendo? No lo creo. Ya es hora de poner los puntos sobre las íes, de contar qué ocurre cuando a un chaval se le pone un mote, o se le pega a la salida de clase, o se le atosiga en redes sociales. Muchas infancias y adolescencias desgraciadas pueden dar paso más tarde a vidas plenas y satisfactorias, no digo yo que no. Pero la clave no está en la transformación del patito en cisne, o del niño en adulto capaz de defenderse. La clave está en lograr que los que insultan, agreden, molestan sean los que cambien, los que se transformen, los que dejen de ser tan feos. Que lo son. No olvidemos que en esta historia, el protagonista no sólo se vuelve cisne sino que encuentra a otros como él. Encontrar nuestro lugar, sí, pero ¿a costa de qué?, ¿de parecernos al grupo, de ser como los demás? Cabe preguntarse en qué consistiría eso de "convertirse en cisne", pero el tema es complejo así que seguiremos en la próxima entrada, la P de Perfección!
Con respecto al tema del acoso escolar, creo que existen tres tipos de personas: las que lo hacen, las que lo ven y las que lo sufren.Nunca entendí las razones por las que alguien es capaz de acosar a otro. La mayoría de las veces, se utiliza como excusa que forme parte de la comunidad lgbtq+, que le guste tal cosa, que vista de tal forma... algo que lo haga diferente. Pero hay que entender que "diferente" no significa "malo" ni "despreciable", sino al contrario, es lo que te hace único y especial. Diamante, Bachillerato.
¡Hola preciosa!, qué ilusión "escuchar" tu voz, y qué interesante tu reflexión. Es fácil sentirse distinto, raro, no hace falta sufrir acoso. Seguiré hablando de ello. Mil gracias por la visita.
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